CN Ages: Vol 2
Escrito el Jueves 12 de Octubre del 2006 a las 10:39 PM
Categoria: Videojuegos
Por: Adrian Carbajal [Carqui]
Pueden leer la primera parte aquí
Así comenzamos Club Nintendo –parte 2–
El boletín de El mundo de Nintendo fue nuestra entrada al medio editorial de los videojuegos (sí, estoy exagerando). Pero en poco cambió mi vida y la de Chucho; las colaboraciones eran breves y las hacíamos en pocos minutos; el local de renta comenzó a llenarse de carteles en relieve (recuerdo particularmente uno del juego arcade de las Tortugas Ninjas para NES). El local y las notas eran parte de nuestra vida, complementada –en mi caso– con visitas a los locales de arcade, la escuela y el medio día que le dedicaba al negocio de la familia: un local de Pinturas Automotrices en la colonia Moctezuma, 2ª. Sección, en el Distrito Federal. El único highlight durante esa temporada fue que, gracias a Gus, Chucho conoció a unos tipos que abrirían una franquicia de videojuegos en Plaza Tepeyac. Medina se hizo gerente de la tienda, y yo estuve de asesor de videojuegos durante los fines de semana y días festivos (fue la primera vez que me pagaron por videojugar). Durante esa época, parecía que nada interesante pasaba en el entorno…
…mientras tanto, en otra zona de la ciudad…
Teruhide Kikuchi (ejecutivo japonés de la compañía comercializadora C. Itoh. Próximo a retirarse) logró convencer a sus superiores de algo que sonaba descabellado: importar y distribuir los productos de la marca Nintendo. Los ejecutivos de C. Itoh sabían muchísimo de los negocios principales de la empresa (textiles, metales, químicos, maquinaria industrial y comida, por mencionar sólo algunos) pero no sabían nada de videojuegos. Ignoro cuales fueron los motivos que llevaron al Sr. Kikuchi a arriesgarse en un negocio como este –tomando en cuenta que simplemente podía esperar unos años y luego retirarse sin mayor problema–, pero lo decidió: C. Itoh abriría una nueva rama de negocios y serían los distribuidores oficiales de Nintendo en México.
El Sr. Kikuchi tenía muy claro como echar a andar el negocio. Contrató personas capaces, aprovechó sus contactos con los canales de distribución y se asesoró para saber que títulos y paquetes distribuir. Pero por muy bien que hicieras las cosas, eso no funcionaría si el mercado casual no tenía forma de enterarse de que era Nintendo. ¿Cómo hacer llenar la noticia a los consumidores? Y si además, esa propaganda se convierte en negocio, la jugada sería maestra…
Chucho y yo dejamos la franquicia de Tepeyac (la relación con el dueño de esa tienda no era muy buena, no al menos para Medina) y el local de renta (tampoco era un gran negocio). El morenazo decidió poner un local de máquinas arcades. No recuerdo el entorno, pero sí que un buen día Chucho me dijo “¿Puedes ir mañana a Network? Gus nos quiere platicar algo que parece importante”.
No se que me tenía más intrigado: la noticia que Gus nos iba a dar, o la enorme colección de figuras de Mickey Mouse en la oficina de Rodríguez. Gus estaba sentado, en su escritorio, jugueteaba con uno de los boletines en la mano y nos miraba con una extraña sonrisa en la cara. De repente, dejo el boletín a un lado y tomó una revista (no recuerdo cuál, pero creo que era una Nintendo Power) y soltó la pregunta. “¿No les gustaría hacer esto, pero aquí en México?”. ¿Dónde firmamos?
El Sr. Kikuchi sabía –posiblemente por recomendación de Nintendo– que una revista con el nombre de Nintendo, sería una excelente herramienta para el negocio. La primera opción fue contactar a Benjamín Bustamante, presidente de Ediciones Continentales (la casa editorial más grande de México y América latina). Hablaron del plan y Benjamín acordó asignarle el proyecto a una persona (cuyo nombre no recuerdo) y presentarle un dummy en las próximas semanas. El Sr. Kikuchi también sabía de la existencia del boletín El mundo de Nintendo y decidió contactar a Network Advertising para encargarles una propuesta alterna. Es sabio tener dos opciones de negocio.
Recuerdo lo duro que se trabajó en ese dummy. Gran parte del equipo de diseñadores de Network aportaron ideas, pero quién más contribuyó para plasmar los locos conceptos de Gus fue un diseñador delgado, de bigote y de pelo muy, muy frondoso. Francisco Cuevas me cayó muy bien desde el principio. José Sierra, gran amigo de Gus Rodríguez, se paseaba de vez en cuando por donde se desarrollaba el dummy. Recuerdo que el proyecto le interesaba, pero creo que lo que en realidad lo hacía estar por ahí, era la oportunidad de lanzar comentarios mordases contra el par de nerds que se había conseguido Gustavo para escribir la revista. Hay cosas que no cambian, ni aunque pasen quince años.
Chucho y yo –más él que yo– aportaba ideas para secciones.Gus les daba forma –porque nosotros las mandábamos en bruto) e ideaba los nombres. La idea siempre fue hacer una revista al estilo americano con reseñas, trucos y guías. Nintendo Power y EGM fueron una buena inspiración, pero no la guía para creación del concepto.
Después de varios días, el primer dummy de Mariolandia estaba listo. Y la hora de mostrárselo al Sr. Kikuchi, se acercaba.
Continuara… ¡Oh, sí!