He decidido comenzar a realizar una serie de publicaciones sobre la que para mí ha sido el más grande precursor para que la industria del videojuego creciera en nuestro país, Club Nintendo, revista que comenzó a publicarse por allá de 1991 y debido a que el mes pasado festejo 21 años ininterrumpidos de publicación, subiré diferentes historias acerca de la revista, entre cosas que encuentre en internet e historias personales.
Aquí les va la primera, un texto publicado originalmente en el blog de Carqui, Adrian Carbajal, cuando aún era director editorial de la difunta «EGM en español», en el legendario toquedequeda.net, algunos lo recordaran, algunos otros no, sin más, aquí se los dejo.
CN Ages: Vol. 1
Escrito el Miércoles 11 de Octubre del 2006 a las 8:56 PM
Categoria: Videojuegos
NOTA IMPORTANTE: En las próximas entradas, redactaré algunas anécdotas sobre mi etapa en Club Nintendo. No solo porque vayan a cumplir quince años, también porque yo también estoy cumpliendo el mismo tiempo de dedicarme a escribir en revistas de videojuegos. Si sienten que se está poniendo intrascendente o de hueva, avísenme y me regreso a la programación habitual… o sea, un post por semana. Juar.
¿Cómo comenzamos Club Nintendo?
¿Qué opinas de este par de gañanes? El de la izquierda, su servidor. El morenazo de suéter vanguardista es Jesús Medina. Amigos desenfrenados. Asiduos videojugadores desde 1985 y lectores de revistas de videojuegos desde 1988 (creo). Un día, chucho tuvo una brillante idea para sacar provecho de este hobby: “tengo un local vacío en el mercado de Las Armas (en Aragón, Edo de Mex). Deberíamos rentar videojuegos.” El puso la iniciativa y el local. A mi me sacó el dinero para los juegos (bueno, no me quejo… tenía grandes beneficios, como llevarme en la noche los juegos que no se hayan rentado, pero tenía que devolverlos antes de abrir el local. Maldito abusivo).
Tal vez no lo creas, pero aunque el local estaba espantoso, todo estaba en regla. Por eso estábamos obligados a comprar nuestros juegos en la franquicia de Nintendo que se hallaba frente al Hotel de México (si, el World Trace Center) en Avenida de los Insurgentes, simplemente porque nos daban factura. Ahí fue donde conocimos El mundo de Nintendo, una gaceta de cuatro páginas, impresa a dos tintas y donde publicaban reseñas, lanzamientos y trucos de juegos de Nintendo. Como nosotros ya llevábamos varios meses comprando revistas de videojuegos en Sanborns (de hecho, tenía una colección bastante generosa de Electronic Gaming Monthly, que se quedó en Atomix cuando salí de ahí), el contenido del boletín nos parecía muy básico.
Un buen día, chucho estaba tratando de deshacerse de –creo– un Bubble Bobble para NES porque 1) lo habíamos comprado sin factura 2) Los clientes no lo rentaban y yo ya lo había terminado. Mientras chucho observaba los juegos en los estantes de la tienda de Nintendo, escuchó a un tipo preguntarle al clerk del negocio si tenían el Bubble Bobblepara NES. Ante la negativa, el interesado abandonó el lugar muy triste. Chucho salió corriendo detrás del parroquiano para decirle que él se lo podía vender “a lo que había salido”. Y así, Chucho Medina conoció a Gustavo Rodríguez.
Esa noche, mientras estudiaba la posibilidad de llevarme Blaster Master, Chucho me preguntó “¿A que no adivinas a quién le voy a vender el Bubble Bobble? ¡Al tipo que hace el boletín de la tienda de Nintendo!”. Le respondí que debería aprovechar y ofrecerle nuestros servicios para escribirle trucos y reseñas, porque el contenido del boletín estaba “piñatón”. Chucho estuvo de acuerdo. 24 horas después ya teníamos una oferta: “Este cuate me dijo ‘va’. El problema es que no nos pagará en efectivo. Pero me ofreció darnos un poster en relieve –como los que tienen en la tienda de Insurgentes– por cada número que le hagamos. La idea de no recibir paga, no me hizo gracia, pero me hacía menos gracia la apariencia tan pinche del local de Chucho. ‘OK, va’.
Varios días después, conocí a Gus Rodríguez. Chucho y él ya tenían ‘química’ y se llevaban muy bien (todo dentro de un contexto totalmente heterosexual, ¿eh!). Y no es de extrañarse, quién conoce a Gus sabe que es un tipo divertido y creativo. Ahí me enteré que él era publicista; que acababan de crear –con unos socios y amigos– una agencia de publicidad de nombre ‘Network Publicidad’; que llevaban la cuenta de la Compañía Papelera Escolar (ese jingle que acaba de sonar en tu cabeza y que remata con un ‘para buscadores de precios’ es culpa de Gus); y que una de sus clientes recientes era el boletín de Nintendo. Sólo nos llevó unos minutos ponernos de acuerdo. El primer número del boletín, donde publicamos nuestros textos fue un especial dedicado a Super Mario Bros. 3. Para entonces, el boletín ya era de 8 páginas y estaba impreso a tres tintas. Ese folleto fue un gran éxito.
Continuará…